SE BASA EN LA APLICACIÓN DE MÉTODOS CIENTÍFICOS DE ORIENTACIÓN POSITIVISTA Y MECANICISTA AL ESTUDIO DE LA RELACIÓN ENTRE EL OBRERO Y LAS TÉCNICAS MODERNAS DE PRODUCCIÓN INDUSTRIAL, CON EL FIN DE MAXIMIZAR LA EFICIENCIA DE LA MANO DE OBRA Y DE LAS MÁQUINAS Y HERRAMIENTAS, MEDIANTE LA DIVISIÓN SISTEMÁTICA DE LAS TAREAS, LA ORGANIZACIÓN RACIONAL DEL TRABAJO EN SUS SECUENCIAS Y PROCESOS, Y EL CRONOMETRAJE DE LAS OPERACIONES, MÁS UN SISTEMA DE MOTIVACIÓN MEDIANTE EL PAGO DE PRIMAS AL RENDIMIENTO, SUPRIMIENDO TODA IMPROVISACIÓN EN LA ACTIVIDAD INDUSTRIAL.
LA organización del trabajo taylorista transformó a la industria en los siguientes sentidos:
AUMENTO DE LA DESTREZA DEL OBRERO A TRAVÉS DE LA ESPECIALIZACIÓN Y EL CONOCIMIENTO TÉCNICO. MAYOR CONTROL DE TIEMPO EN LA PLANTA, LO QUE SIGNIFICABA MAYOR ACUMULACIÓN DE CAPITAL. IDEA INICIAL DEL INDIVIDUALISMO TÉCNICO Y LA MECANIZACIÓN DEL ROL. ESTUDIO CIENTÍFICO DE MOVIMIENTOS Y TIEMPO PRODUCTIVO. LA DIVISIÓN DEL TRABAJO PLANTEADA POR TAYLOR EFECTIVAMENTE REDUCE LOS COSTOS Y REORGANIZA CIENTÍFICAMENTE EL TRABAJO, PERO ENCUENTRA UN RECHAZO CRECIENTE DEL PROLETARIADO, ELEMENTO QUE SUMADO A LA CRISIS DE EXPANSIÓN ESTRUCTURAL DE MERCADO (POR VELOCIDAD DE CIRCULACIÓN DE LA MERCANCÍA) LO LLEVARÍA A UNA REFORMULACIÓN PRÁCTICA EN EL SIGLO XX QUE ES LA IDEA DE FORDISMO.
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